Los estados federados de Alemania

Los estados federados de Alemania

08/11/2017 Desactivado Por Todo-sobre-Alemania

Alemania está dividida actualmente en dieciséis estados federados, que son los siguientes:

Nombre del estadoEn españolCapital del estadoEn español
Baden-WürttembergBaden-WurtembergStuttgartStuttgart
BayernBavieraMünchenMúnich
BerlinBerlín
BrandenburgBrandeburgoPotsdamPotsdam
BremenBremen
HamburgHamburgo
HessenHesseWiesbadenWiesbaden
Mecklenburg-VorpommernMecklemburgo-Pomerania OccidentalSchwerinSchwerin
NiedersachsenBaja SajoniaHannoverHanóver
Nordrhein-WestfalenRenania del Norte-WestfaliaDüsseldorfDusseldorf
Rheinland-PfalzRenania-PalatinadoMainzMaguncia
SaarlandSarreSaarbrückenSaarbrücken
SachsenSajoniaDresdenDresde
Sachsen-AnhaltSajonia-AnhaltMagdeburgMagdeburgo
Schleswig-HolsteinSchleswig-HolsteinKielKiel
ThüringenTuringiaErfurtÉrfurt

Estos estados, que suelen recibir el nombre de “Land” o “Bundesland”, son las principales divisiones territoriales en las que está organizada la administración de Alemania (ver Organización territorial de Alemania).

Distintas denominaciones de los estados federados alemanes

Pero, pese a que las dos denominaciones que acabamos de reseñar son las más utilizadas para hablar de los estados federales en general, algunos de ellos reciben oficialmente otros nombres. Así, los estados de Baviera, Sajonia y Turingia reciben el nombre de “Estados libres” o “Freistaat”. Además, Berlín recibe el nombre de “Ciudad-Estado” o “Stadt-Staat”, mientras que Bremen y Hamburgo reciben el nombre de “Ciudad Libre y Hanseática” o “Freie- und Hansestadt”. Excepto en estos tres últimos casos, los estados también reciben el nombre de “Estados con Superficie” o “Flächenländer”.

Papel de los estados federados de Alemania

La organización federal de Alemania data del año 1990, cuando, tras la reunificación, la división estatal quedó fijada en los dieciséis estados actual. Además de la anexión de los territorios pertenecientes al bloque soviético, hasta llegar a la organización actual, los diferentes estados sufrieron varias modificaciones fronterizas, anexiones y separaciones después de la Segunda Guerra Mundial (ver Historia de Alemania).

No fue hasta la mencionada última década del siglo XX cuando el país fijó la división territorial de la que hoy disfruta. Además de la división territorial, cada estado disfruta de una importante cantidad de independencia y de libertad de actuación dentro de sus propias fronteras. Cada uno tiene una personalidad propia y son sujetos de derecho internacional, teniendo incluso potestad para firmar acuerdos internacionales con otros estados en aspectos que les afecten directamente.

La Constitución de Alemania recoge y asegura las prebendas de los Länder, por lo que su actuación dentro de sus competencias está avalado por la ordenación constitucional, si bien se consideran sujetos a la potestad suprema del Estado y sus acciones deben corresponderse a sus principios. Cada uno de los estados tiene un parlamento, presidente y gobierno propios, elegidos por sufragio universal dentro de sus fronteras cada cuatro o cinco años, dependiendo de lo establecido en cada uno de ellos.

Todos los estados federales tienen los mismos poderes y competencias, sin tener ninguno de ellos mayores prebendas que los demás. En relación al gobierno central, cada estado tiene una representación en el Consejo Federal alemán, que recibe el nombre de Bundesrat. Este poderoso órgano es el encargado de ratificar y aprobar aquellas leyes y medidas que afectan a los estados federados, pudiendo retrasar o incluso vetar aquellas con las que no estén de acuerdo (ver El sistema político de Alemania).

Historia de los estados federados alemanes

El territorio que hoy es Alemania estuvo compuesto, durante la edad Media y Moderna, por numerosos estados independientes entre sí que tenían sus propias leyes, costumbres y gobernantes. La mayoría se unía en una entidad supranacional que era conocida como el Sacro Imperio Romano Germánico, a cuyo frente estaba el emperador, pero continuaban siendo casi totalmente autónomos.

Esto era especialmente cierto en el caso de los llamados príncipes electores, que eran los encargados, entre otras prebendas, de escoger al emperador, así como de aquellos territorios que llegaron a convertirse en reinos ya en los siglos XVIII y XIX, como Baviera o Prusia. El número de territorios autónomos e independientes dentro de Alemania varió con el paso del tiempo, pues muchos se unieron como consecuencia de alianzas matrimoniales o de invasiones y guerras, pero el territorio que hoy compone esta nación continuó estando muy fragmentado hasta el siglo XIX.

No fue hasta 1815, tras la derrota definitiva de Napoleón y la realización del Congreso de Viena, cuando se empezó a fraguar un conato de unión entre los distintos territorios independientes de Alemania. Fue entonces cuando se formó la conocida como Confederación Germánica, compuesta por 39 estados entre los que se encontraban Prusia y Austria. La Confederación respetaba la independencia de sus estados miembros, aunque tenía algunas prebendas de gobierno común, y los enfrentamientos entre sus miembros más poderosos fueron comunes.

La Confederación apenas duró medio siglo y en 1866, Prusia impuso su dominio tras la guerra austro-prusiana conocida como la guerra de las Siete Semanas. Tras esta guerra, la Confederación quedó disuelta y en 1867 se creó la Confederación de Alemania del Norte bajo el liderazgo de Prusia. Este fue el antecedente directo de la unificación alemana y se incorporaron los estados del sur ya en 1871, tras la victoria de Prusia sobre Napoleón III en la guerra franco-prusiana de 1870.

En el mencionado año 1871, Guillermo de Prusia fue coronado emperador de Alemania. El nuevo territorio alemán englobaba 25 estados, con diferentes grados de independencia, entre los que se incluían las ciudades hanseáticas y los territorios imperiales de Alsacia y Lorena, cuyo control también reclamaba Francia. Dichos territorios también tenían diferentes grados de independencia, como Baviera, que continuó siendo un reino con un monarca propio y conservó cierta autonomía.

El Imperio Alemán sobrevivió hasta el final de la I Guerra Mundial y fue desintegrado en 1918 tras la firma y aplicación del Tratado de Versalles. El emperador y el resto de los soberanos alemanes que mantenían sus posiciones como monarcas se vieron forzados a abdicar y se declaró la llamada república de Weimar en noviembre de 1918.

Las consecuencias de la I Guerra Mundial fueron enormemente gravosas para Alemania. Además de sufrir importantes restricciones y sanciones económicas, perdió más de 65.000 km2 de territorios. La crisis económica, social y política que siguió a la I Guerra Mundial propició el desarrollo de nacionalsocialismo y la llegada de Hitler al poder. El avance del nazismo significó también la aplicación de medidas de unificación dentro del territorio alemán, imponiéndose administrativamente el conocido como sistema de Gaus.

Durante el final de la II Guerra Mundial, la zona de Alemania fue ocupada por los distintos ejércitos aliados, que controlaron territorialmente diferentes zonas de la misma. La ciudad de Berlín, dividida en cuatro partes, es el ejemplo más notorio de dicha división, pero no fue el único. Como consecuencia de esta ocupación aliada, las fronteras alemanas se redibujaron para tratar de conseguir cierta igualdad entre los territorios ocupados y que ninguno de los estados fuera más poderoso que el resto y pudiera imponerse como Prusia lo había hecho en años anteriores.

De esta forma, ninguno de los estados abarcaba más del treinta por ciento del territorio o la población alemana. Como consecuencia de esta reorganización, se formaron siete estados: Baviera (con una importante reducción de su territorio respecto al periodo anterior a la II Guerra Mundial), Baden (también con un territorio reducido), Bremen, Hamburgo, Hesse (que había ganado territorio), Turingia y Sajonia. Poco después, las potencias occidentales crearon otros estados que fueron también antecedentes de los que hoy existen, como Sajonia-Anhalt, Renania del Norte-Westphalia o Renania-Palatinado.

Con el paso del tiempo y el retiro paulatino de los ejércitos aliados, se empezó la reorganización del territorio alemán y la creación de una Constitución. Respecto a la estructura territorial, el artículo 29 de la Constitución reconoce la posibilidad de que los estados se puedan reorganizar, dividir o aumentar para que, según su capacidad económica y territorial, puedan cumplir con sus tareas. Las fronteras de los estados se pueden cambiar mediante una ley federal ratificada mediante un referéndum.

Durante las negociaciones para la reorganización territorial de Alemania en el momento de la República Federal Alemana, se debatió sobre la cantidad de estados que debía tener el país. Se produjeron todo tipo de propuestas, algunas incluso procedentes de científicos reputados, pero fue complicado llegar a un acuerdo. Asimismo, aquellos territorios más ricos o con un mayor potencial industrial o económico trataron de conseguir una reorganización fronteriza beneficiosa para sus intereses particulares.

Origen y formación de los Länder de hoy en día

mapa de los estados federados de Alemania
Finalmente, cuando se instauró la República Federal Alemana en el año 1949, ésta estaba compuesta por once estados. Debemos recordar que, en el citado año, todavía existía una marcada división entre el bloque occidental y el comunista, por lo que los cambios que se vinculan a ella se relacionan únicamente con el bloque occidental.

Asímismo, las fronteras se volvieron a reorganizar en los años posteriores a 1949. Por ejemplo, en 1952, los once estados existentes se convirtieron en nueve cuando se formó Baden-Wurtemberg con la unión de Baden del Sur, Wurtemberg-Hohenzollern y Wurtemberg-Baden.

En 1957, Francia devolvió la zona ocupada de Sarre, que formó otro estado. Por otro lado, Berlín, que actualmente es una Ciudad-Estado, se encontraba todavía dividido en varias partes como consecuencia de su ocupación por los ejércitos aliados y no constituyó un Estado, aunque dentro de la organización de Alemania Occidental disfrutaba de un estatus especial.

Mientras tanto, en el bloque soviético, Alemania se dividió en cinco estados, que eran Sajonia, Sajonia-Anhalt, Turingia, Brandeburgo y Mecklenburgo-Pomerania Occidental). Sin embargo, cuando se fundó la República Democrática Alemana en 1952, los estados fueron abolidos y la organización territorial se vinculó a catorce distritos administrativos. Esta organización sobrevivió hasta la caída del bloque comunista y la reunificación alemana, que se produjo ya en 1990.

Cuando dicha reunificación se produjo, se restituyeron los antiguos cinco estados que se habían creado en el bloque soviético antes de la creación de la República Democrática Alemana. Del mismo modo, con la mencionada reunificación, la ciudad de Berlín también se unió y formó la ciudad-estado que hoy lleva su nombre. Así, con el añadido de la ciudad-estado de Berlín y los cinco estados pertenecientes al territorio del antiguo bloque comunista a los estados que formaban la República Federal de Alemania, el país quedó configurado con los dieciséis estados que actualmente tiene.

Tras la reunificación, la Constitución o Ley Fundamental Alemana se extendió también a los territorios anteriormente pertenecientes al bloque comunista. Ésta fue enmendada para incluir el hecho de que los ciudadanos habían decidido la unión de Alemania. Asímismo, el artículo 23, que había permitido la unión de cualquier otra parte de Alemania a la República Federal, fue también modificado tras la reunificación de 1990 y ahora describe la participación de los estados en el Consejo Federal y en las materias, temas y debates vinculados a la Unión Europea.

Fuentes:
www.es.wikipedia.org/wiki/Estado_federado_(Alemania)
www.de.wikipedia.org/wiki/Land_(Deutschland)

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