El Castillo de Neuschwanstein

El Castillo de Neuschwanstein

22/10/2017 Desactivado Por Todo-sobre-Alemania

Cuando la gente piensa en viajar a Múnich, una de las primeras imágenes que les viene a la cabeza es la de un impresionante castillo de cuento de hadas, situado en medio de un bosque, en la cima de una alta colina y al lado de una catarata.

Esta estampa, que parece sacada de una película de dibujos (de hecho, Walt Disney se inspiró en él para crear su mítico castillo), pertenece a uno de los monumentos más visitados, admirados y conocidos de Alemania: el castillo de Neuschwanstein.

castillo-neuschwanstein

Este castillo, construido en medio de un impresionante paraje natural, se encuentra en el estado federado de Baviera, siendo siendo el pueblecito de Schwangau el centro habitado más cercano a él.

Se encuentra situado en el desfiladero de Pöllat, en los Alpes bávaros, y junto a los lagos Schwan y Alp.

Fue construido por el rey Luis II de Baviera, uno de los monarcas más populares de Baviera por la mítica leyenda que le rodea.

Conocido como “el rey loco” de Baviera, admirador de las artes, la música y la arquitectura, mandó construir o reformar a lo largo de su vida varios castillos que se adaptaran a la visión idealizada que tenía de las leyendas alemanas y de la historia de su propia tierra.

De todos los castillos que construyó, el de Neuschwanstein es, sin duda, uno de los más especiales (y definitivamente uno de los castillos más bonitos de Alemania). Lo que no se puede negar es que es uno de los monumentos más visitados del país pues, todos los años, más de 1,4 millones de visitantes de todo el mundo pasan por sus puertas.

La construcción de este castillo comenzó en 1866 y nunca llegó a terminarse, aunque el monarca vivió en él durante un corto lapso de tiempo cuando sus salas principales quedaron terminadas.

El nombre que se le dio en su momento no era aquel por el que hoy se le conoce, sino que se le denominaba como el Nuevo Castillo de Hohenschwangau.

El apelativo de “nuevo” se debía a que ya había un castillo llamado así, muy cerca del lugar donde se construyó aquel que nos ocupa, donde Luis II había pasado buena parte de su infancia y donde vivió también durante largas temporadas ya de adulto.

El castillo de Neuschwanstein es absolutamente único por muchísimos motivos.

Como sacado de un cuento de hadasIdeado por el propio Luis II como una visión ideal de las historias medievales, fábulas y mitos por los que sentía enorme fascinación, es una proyección imaginaria de un castillo de cuento que armoniza con los preciosos lagos y montañas que hay a su alrededor.

Su magnífico interior está repleto de piezas maravillosas sacadas de la imaginación del creativo rey, repletas de significado y fantasía.
Decoración impresionanteSu cuidadísima decoración fue específicamente ideada por el rey para transmitir la idea de grandeza legendaria que el rey atribuía a los mitos que las protagonizan.

Leyendas medievales como la de Tristán e Isolda, la mítica búsqueda del Santo Grial protagonizada por el puro caballero Percival o la saga de Lohengrin, entre otras muchas, son las absolutas protagonistas de su fantástica decoración.
Avances tecnológicos implementadosAunque no era un castillo construido para ser funcional, Luis II se aseguró de implementar algunos de los avances más punteros de su época.

Por ejemplo, tiene uno de los primeros teléfonos funcionales, una cocina con todo tipo de adelantos con un especial aprovechamiento del calor e importantes avances relacionados con las ventanas, las terrazas y las vistas que permitían a las personas que allí estaban tener una visión privilegiada de las montañas, los lagos y la cascada que rodean el castillo, entre otros adelantos.

Historia

La historia del castillo de Neuschwanstein no empieza realmente con Luis II, sino con su padre, el rey Maximiliano II, cuando todavía era príncipe heredero.

Este monarca, que también era un destacado protector de las artes, decidió en 1832 rehabilitar el viejo castillo de Hohenschwangau, que había sido durante años un pabellón de caza y que llevaba varias décadas en un estado de práctica ruina.

El rey Maximiliano II prácticamente reconstruyó el viejo castillo siguiendo el “estilo gótico”, según la tendencia romántica en boga en aquellos momentos.

castillo de hohenschwangau

Este precioso castillo, junto con su impresionante paisaje, marcó enormemente a Luis II, que pasó buena parte de su infancia allí y que continuó siendo una de sus residencias predilectas cuando se convirtió en rey.

Hohenschwangau, cuya traducción literal es la de “gran condado del cisne”, estaba decorado con este emblema y haciendo grandes referencias a Lohengrin, el mítico caballero cisne protector del Santo Grial, así como a otras leyendas germánicas.

El joven Luis II se vinculó muy pronto con las leyendas vinculadas a Lohengrin y adoptó el cisne como símbolo personal.

En los años posteriores, Luis II recuperaría la leyenda de Lohengrin en muchos ámbitos, siendo uno de los motivos centrales no solo de la decoración de otras construcciones iniciadas o reformadas por él, como el propio castillo de Neuschwanstein, sino también de otras actividades, como la mítica ópera que Richard Wagner le dedicó bajo la protección del joven Luis II años después.

Maximiliano II dedicó mucho tiempo y esfuerzo a su castillo, preocupándose no sólo de su construcción y decoración, sino también de conseguir que se pudiera acceder a él fácilmente.

Construyó caminos, carreteras y miradores para que la familia real pudiera llegar a él sin problemas y disfrutar de los inmensos paisajes naturales que le rodeaban.

Hasta tal punto se preocupó de estos asuntos que en la década de 1840 hizo construir el puente de María o “Marienbrücke”, bautizado en honor a su esposa, sobre el altísimo desfiladero de Pöllat, desde el cual todavía hoy se puede disfrutar de unas vistas espectaculares.

puente de maria pollat
Puente de María

Tan impresionantes eran éstas que Maximiliano II planeó en 1855 la construcción de un pequeño pabellón con mirador en la cresta de la montaña, que recibía el nombre de “Jugend”, para poder disfrutar cómodamente de las vistas.

El rey Maximiliano II y su joven hijo no fueron los primeros en verse conquistados por las maravillas paisajísticas de la “Jugend”.

En esta zona se encontraban entonces los restos de dos construcciones que sus antepasados habían realizado allí, que también habían recibido los nombres de Hohenschwangau.

En las décadas centrales del siglo XIX, apenas quedaban las ruinas de lo que un día fueron y fue en este mismo lugar donde Luis II decidiría posteriormente construir el castillo que hoy se conoce como Neuschwanstein.

Para Luis II, debía ser el culmen de todos sus proyectos artísticos y la imagen más perfecta y pura de un castillo medieval ideal, aunque realizado con los adelantos técnicos más punteros.

Una de las principales inspiraciones que tuvo para su diseño fue el reconstruido castillo de Wartburg, que visitó en 1867.


Castillo de Wartburg

Este castillo reconstruido se encontraba en la zona de Turingia, cerca de la ciudad de Eisenach, tenía una sala muy especial llamada “Sala de los Cantores”, donde supuestamente en la Edad Media tenían lugar los populares torneos de trovadores.

Entusiasmado por la idea, Luis II deseó incorporar a su nueva construcción esta sala como una de las salas principales de su nuevo castillo, vinculado a una cuidadosa decoración relacionada con las principales leyendas germánicas medievales.

El arquitecto Eduard Riedel fue uno de los principales encargados de adaptar las ideas que tenía el rey a su nueva construcción, que contó también con el trabajo del artista muniqués Christian Jank, aunque el rey estuvo en todo momento muy vinculado al diseño del proyecto.

Sin embargo, pese a sus deseos, las obras del castillo no avanzaron con la rapidez que esperaba. Aunque contaba con los avances técnicos más punteros de la época, el diseño era complejo y su ubicación suponía un auténtico reto incluso para las actividades más sencillas.

Así, aunque en un momento dado hubo centenares de personas trabajando constantemente en su construcción y decoración prácticamente día y noche, los impracticables plazos del rey apenas se pudieron cumplir.

Aún así, para los retos que presentaba, la construcción fue bastante rápida. La primera piedra del castillo se colocó el 5 de septiembre de 1869 y la primera parte del mismo quedó oficialmente terminada en 1873, siendo este el set de habitaciones donde viviría Luis II. En 1880 terminó la construcción exterior del edificio y fue habitable en 1884.

A los retrasos se añadieron los sucesivos cambios de planes que el rey fue introduciendo en su diseño y su decoración.

A medida que avanzaba su vida, aunque los puntos principales de su programa continuaron intactos, el rey se fue haciendo más solitario y se fue encerrando progresivamente en su propio mundo de fantasía para huir de la realidad.

Los cambios que introdujo en el diseño de su castillo predilecto, por lo tanto, reflejaron también ese cambio personal. Las habitaciones que iban a estar destinadas para los invitados se modificaron y, en su mayoría, acabarían siendo suprimidas y sustituidas por invenciones del rey para su propio asueto.

Una de ellas, por ejemplo, se iba a sustituir por una Sala Morisca, decorada al estilo árabe tal y como se entendía en occidente en la época decimonónica, con una impresionante fuente en su centro, que nunca se llegó a construir.

También sustituyó otra de las salas originales por una pequeña gruta y diseñó un impresionante Salón del Trono de inspiración bizantina.

Desde un principio, este Salón del Trono no estaba concebido para realizar grandes audiencias y recibir a gente de todo el reino, sino que era un monumento a la sacralidad de la monarquía vinculado a las leyendas del santo Grial.

Asimismo, en la zona oeste del castillo, se proyectó la construcción de un Baño de los Caballeros que serviría de imitación a los baños rituales que hacían los caballeros medievales, pero nunca llegó a hacerse realidad.

El castillo quedó, como ya hemos indicado, inconcluso cuando Luis II fue hecho preso y declarado incapaz de gobernar, poco antes de morir misteriosamente en 1886.

Estilo

En el siglo XIX, uno de los estilos artísticos más populares que estuvieron presentes en Alemania fue el romanticismo.

En numerosos lugares del país se realizaron construcciones inspiradas en una época medieval idealizada similares al de Neuschwanstein, como el mencionado castillo de Hohenschwangau, el de Stolzenfels, el de Hohenzollern o el de Lichtenstein, entre otros muchos ejemplos.

Debemos remarcar de nuevo que éste no fue el único castillo construido por Luis II; de hecho, se encargó de la reforma o reconstrucción de varios edificios a lo largo y ancho de Baviera, como el de Linderhof, Herrenchiemsee o el de Falkenstein, que quedó en un simple proyecto por falta de dinero.

Sin embargo, para cuando Luis II comenzó la construcción de Neuschwanstein, ya bien avanzado el siglo XIX, era un movimiento considerado en buena medida como anticuado y poco moderno, por lo que sufrió muchas críticas por parte de los conocedores del arte de la época.

Sin embargo, hoy en día las construcciones de este rey están consideradas entre las obras más importantes de la arquitectura historicista que se conservan.

la sala del trono
Sala de los Cantores © Depositphotos / Patryk_Kosmider

Tanto en su decoración como en su diseño, el castillo se puede considerar como enormemente ecléctico.

Mezcla estilos considerados en la época como propios de la edad Media sin que uno predomine totalmente sobre los demás, al mismo tiempo que se adaptan algunos elementos de dichos estilos a las necesidades y gustos de la época.

Por ejemplo, incluyen elementos propios del románico, como arcos y figuras geométricas sencillas; otros muchos del gótico, como sus grandes torres, las vidrieras y las filigranas, y otras del estilo bizantino, con sus lujosos mosaicos y sus lujosos dorados.

También incorporó arte típico de la región, que se puede apreciar especialmente en los frescos de estilo local con las figuras de San Jorge y la Inmaculada en su forma de patrona de Baviera, presentes en la fachada del castillo.

Pero también debemos indicar que tenía proyectado construir salas con una decoración más contemporánea, como la llamada Casa de los Caballeros, que iba a tener un importante carácter modernista.

Por último, también hay que decir que la decoración interior del castillo tenía, en muchos ámbitos, un carácter marcadamente teatral. De hecho, el anteriormente mencionado Christian Jank, desarrolló la mayor parte de su carrera profesional como escenógrafo y esa era su formación principal.

Interiores

Como hemos mencionado anteriormente, el castillo nunca se llegó a terminar tal y como Luis II lo tenía dispuesto.

Varias zonas planeadas nunca llegaron a realizarse y actualmente sólo una parte muy pequeña del mismo es visitable, habiéndose incorporado diferentes estancias vinculadas al turismo en aquellos lugares que quedaron vacíos o sin función cuando el rey fue tomado bajo custodia.

En el momento en el que es considerado como finalizado tras el encarcelamiento del rey, el castillo tenía aproximadamente 200 habitaciones, incluyendo aquellas relacionadas con la administración del castillo y el servicio a él vinculado. Sin embargo, sólo quince cuartos y salones estaban completamente terminados y equipados.

La zona inferior del palacio estaba dedicada a albergar las oficinas y los despachos dedicados a la administración del castillo. A esta zona también se han añadido en los últimos años diversas instalaciones dedicadas a la atención turística.

Por su parte, los pisos superiores del castillo están dedicados a las habitaciones oficiales del castillo y a los departamentos privados del rey.

El edifico delantero alberga los apartamentos privados del rey en su tercer piso y, en el cuarto, se encuentra la famosa Sala de los Cantores, mientras que el Salón del Trono ocupa el nivel superior del edificio trasero casi en su totalidad.

la sala de los cantores
Sala de los Cantores © Depositphotos / giuliaisabella

Por último, debemos mencionar de nuevo aquí que, pese a la vinculación que tenía su decoración con épocas pasadas, el castillo contaba con algunos de los adelantos más punteros en cuestiones de tecnología.

Entre ellos se encontraba el uso del teléfono y un complejo sistema de campanas que servía para avisar a los sirvientes en diferentes partes del complejo castillo.

La cocina de la que disponía el castillo se encontraba entre las más punteras de la época.

Tenía una estufa tipo Rumford, cuyo pincho se movía con su propio calor y cuya velocidad de rotación se ajustaba automáticamente, al mismo tiempo que se usaba su calor para alimentar una moderna calefacción centralizada.

Asimismo, también contaba con agua corriente e inodoros con descarga automática, un lujo enormemente raro para la época y que no se popularizó, ni siquiera entre las clases más acomodadas, hasta las primeras décadas del siglo XX, entre otros avances.

Alusiones del mundo del arte

El castillo de Neuschwanstein es enormemente conocido. Existen numerosas referencias a él en la literatura, la televisión, el cine y la cultura popular.

Como hemos mencionado al principio de este post, el castillo de Disney está basado en el de Neuschwanstein, así como el dibujo del palacio de la familia de Aurora, la Bella Durmiente.

Algunas zonas del castillo de la Bestia en la popular película de 1991 (La Bella y la Bestia) también se parecen a Neuschwanstein, aunque su diseño está mezclado con el del palacio francés de Chambord.

Asimismo, también ha aparecido en diversas películas y series de televisión, como la parodia “Spaceballs”, “Chitty, Chitty, Bang, Bang” y la serie “The Amazing Race”, por no mencionar obras cinematográficas centradas en la figura de Luis II, como el “Ludwig II” de Helmut Käutner, y el “Ludwig” de Luchino Visconti.

castillo de disney
El castillo de la Cenicienta en Disney World

También se utilizó como base para diseñar el castillo de Hades que aparece tanto en la versión de anime como de manga de “Los caballeros del Zodíaco”.

También inspiró al autor del popular manga, que luego se convirtió en anime, “One Piece”, Eiichiro Oda, que utilizó su imagen para crear el castillo de Drum.

También merece la pena destacar que también llamó la inspiración del artista pop Andy Warhol, que lo utilizó como motivo principal para su litografía, titulada “Neuschwanstein”, que apareció en 1987.

Casi una década después, en 1995, la popular banda de música británica Blur eligió este castillo como portada para su sencillo “Country House”.

Además, el castillo es tan popular que ha sido el protagonista de puzles, monedas conmemorativas e, incluso, de un juego de mesa.

De hecho, ha aparecido en varios sellos a lo largo del tiempo. La primera vez que apareció fue en el sello oficial emitido por el sistema de correos alemán de 50 céntimos y que estuvo en vigor entre 1977 y 1982.

También se emitió otro sello, en esta ocasión conmemorativo, en 1986, por el centenario del nacimiento del rey Luis II, en el que el castillo aparecía al fondo.

En 1994 volvió a aparecer en otro sello que estuvo en vigor, perteneciente a la serie “Imágenes de Alemania”. Pero quizá el sello más interesante que le tuvo como protagonista apareció poco después en Japón, pues con motivo del 150 aniversario del inicio de las relaciones bilaterales entre Japón y Alemania, el gobierno japonés publicó un bloque de diez estampillas protagonizadas por famosos monumentos alemanes, entre los que se encontraba este castillo.

Hasta tal punto es popular que, incluso, se bautizó con su nombre a las tres piezas de un meteorito que fueron encontradas en la frontera con Austria en el año 2002.

Cómo llegar

El castillo de Neuschwanstein está en medio de la naturaleza y algo apartado de los núcleos de población más cercanos, por lo que hay que tener en cuenta algunas instrucciones antes de encaminarnos a este lugar.

Antes de hablar de los diferentes medios de transporte, tenemos que decir que es prácticamente imposible llegar a las puertas del castillo si no es andando o a través de los medios de transporte específicos puestos a disposición de los visitantes por los responsables del castillo.

No se puede aparcar en los alrededores del castillo y el transporte público habitual sólo llega hasta los alrededores del centro de entradas y de recepción de visitantes de Hohenschwangau.

Asimismo, ten muy en cuenta de que sólo se pueden comprar las entradas del castillo en el centro de entradas que acabamos de mencionar. ¡Si llegas al castillo sin entrada, no podrás obtenerla allí!

En cocheSe puede llegar fácilmente a Füssen, la ciudad más importante que se encuentra en los alrededores de Neuschwanstein, en coche.

Tienes diversas opciones, dependiendo del lugar de origen de tu viaje. El trayecto más directo pasa por coger la autopista A7, que pasa por Ulm y Kempten, hasta Füssen, y luego subir hasta Hohenschwangau, donde se encuentran los aparcamientos.

Desde Füssen, te será muy fácil llegar a Hohenschwangau, existiendo una enorme cantidad de carteles y direcciones que te llevarán hasta allí. También puedes llegar allí saliendo de la autopista A7 a la altura de Kempten y tomando desde allí la nacional B12 hasta Marktoberdorf.

Una vez en este último lugar, coge la B16 hasta Roßhaupten, pasando posteriormente a la B17, que te llevará directamente hasta Schwangau y Hohenschwangau sin pasar necesariamente por Füssen.

La primera opción es siempre más directa, pero la segunda puede ayudarte a evitar algún atasco, sobre todo en los meses de verano, donde muchísima gente al día se dirige a este lugar para hacer turismo, tanto cultural como deportivo.

Finalmente, si llevas el coche, ten en cuenta que todos los parkings que hay en Hohenschwangau son de pago y el acceso en coche a las cercanías del castillo está muy restringido, por lo que tendrás que aparcarlo en la zona vinculada al centro de venta de entradas y de recepción de visitantes.
En trenPara llegar en transporte público, lo mejor es utilizar el tren, que llega a la estación de Füssen desde varios lugares de Alemania.

Puedes, por ejemplo, llegar a Füssen desde Múnich sin hacer ningún cambio a diversas horas del día. Desde la misma estación de trenes de Füssen hay dos autobuses que te llevarán directamente a Hohenschwangau y que suelen estar coordinados con las horas de llegada y de salida de los trenes para mayor comodidad.

Estos dos autobuses son el 73 y el 78 y ambos te dejarán cerca del centro de venta de entradas.

Una vez allí, puedes llegar a las cercanías del castillo andando, aunque hay que decir que es un trayecto de aproximadamente 1,5 kilómetros cuesta arriba, por lo que tardarás un tiempo importante en realizarlo.
En autobúsTambién puedes coger el autobús del castillo, que se puede coger en el aparcamiento P4, que te llevan hasta el mirador Jugend, desde donde sólo se tarda aproximadamente unos 10 minutos en llegar al castillo.

Estos autobuses suelen estar funcionando prácticamente todo el día mientras esté el castillo abierto y sólo se suspende cuando se han producido nevadas o heladas que pueden comprometer la seguridad de los pasajeros.

Cuando este trayecto se suspende, es obligatorio ir andando o en los coches de caballos que están a disposición de los visitantes, bien para llegar al castillo o para hacer distintos recorridos por las cercanías.

Horarios de apertura

Como ya hemos comentado, el castillo de Neuschwanstein es uno de los monumentos más visitados de toda Alemania.

Miles de personas llegan cada año de todo el mundo sólo para verlo, especialmente en los meses veraniegos. Para enterarte de otros sitios muy visitados en Alemania ve a Alemaniando.com/que-ver-en-alemania.

Por ello, sus entradas están muy demandadas y es posible que vayas un día y ya estén agotadas, por lo que tu viaje será en balde.

Por ello, es recomendable que reserves tu entrada por Internet de antemano o, si prefieres no hacerlo, que llegues a Hohenschwangau lo antes posible.

Para reservar tus billetes online puedes ir a www.hohenschwangau.de/430.html

Recuerda que las entradas, aunque estén reservadas, no se adquieren en el castillo, sino en el centro de entradas que hay en Hohenschwangau.

Si llegas al castillo sin entrada, aunque tengas reserva, tendrás que volver a bajar al anteriormente mencionado centro de entradas para adquirir los tickets.

panoramica de schwangau
El pueblo de Schwangau

El centro está abierto de ocho a cinco entre el 24 de marzo y el 15 de octubre, y de nueve a tres entre el 16 de octubre y el 23 de marzo.

El castillo en sí mismo abre de nueve a seis entre el 24 de marzo y el 15 de octubre y de diez a cuatro entre el 16 de octubre y el 23 de marzo.

El castillo está abierto prácticamente todos los días del año, incluyendo muchos festivos, excepto el 1 de enero y los días 24, 25 y 31 de diciembre.

La visita al interior del castillo tiene que ser obligatoriamente guiada. No se permite su visita libre y sólo se puede visitar sin guía algunas de las zonas exteriores vinculadas al palacio.

Cuando se compre la entrada, esta será válida para una hora en concreto y si llegas después de que tu grupo asignado ya haya partido hacia su interior, no se te permitirá entrar, por lo que te recomendamos que estés esperando en el patio del castillo al menos diez minutos antes de la hora presente en tu entrada.

En el patio interior del castillo, existen unos torniquetes y unas pantallas que indicarán cuáles son las entradas válidas en cada momento dado.

Asimismo, por razones de seguridad y de espacio, no se permite entrar con grandes mochilas, carritos de niños ni maletas, por lo que tendrás que dejar objetos de este tipo en la consigna antes de la hora indicada para tu entrada.

Precios

El precio de la entrada general es de 13 euros. Existe una entrada reducida a 12 euros a la que pueden optar las personas que van en grupo y bajo la dirección de agencias turísticas, siempre que dichos grupos estén compuestos de 15 personas o más.

Todos los menores de edad pueden entrar gratis, así como las personas que estén cursando estudios oficiales de enseñanza secundaria y formación profesional en Alemania.

vista panoramica desde el castillo
Vista panorámica desde el castillo

Como hay varios monumentos en los alrededores, existe la posibilidad de comprar tickets combinados para visitar dos o más de ellos.

El Königsticket vale 25 euros y permite visitar tanto Neuschwanstein como el castillo de Hohenschwangau.

Por su parte, también puedes optar por el Schwanenticket, que te permite visitar ambos castillos y el Museo de los Reyes de Baviera, que se encuentra junto al lago Alp, y vale 31,50 euros.

Si vas a visitar varios castillos vinculados a Luis II de Baviera, puedes optar también por el ticket Königschlösser, que te permite entrar en los castillos de Neuschwanstein, Linderhof y Herrenchiemsee por un periodo de seis meses.

Por último, también tienes pases anuales o de catorce días en los que este castillo también está incluido.

Dado que su precio es elevado, dependiendo de los monumentos que vayas a ver en el país, puede que te compense adquirirlos.

Tanto con el anual como con el pase de catorce días, se pueden visitar, además de este castillo, otros monumentos como la Residenz de Münich, el Walhalla de Ratisbona o el palacio de Dachau, entre otros muchos monumentos.

Los tickets anuales tienen un precio de 45 euros por persona o de 65 euros para una pareja o una familia (es decir, una pareja con todos aquellos hijos que tengan menores de edad).

Por su parte, el ticket de 14 días vale 24 euros por persona o 44 para una pareja o familia, es decir, dos adultos con aquellos hijos que tengan menos de dieciocho años.

Alojamientos



Booking.com

Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Neuschwanstein
http://www.neuschwanstein.de/spanisch/origines/index.htm
http://www.neuschwanstein.de/spanisch/visitante/como.htm
http://www.neuschwanstein.de/spanisch/visitante/horarios.htm

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